miércoles, 1 de junio de 2011

Empezó su camino.

Sus piernas avanzaban decididas hacia el final de sus días. Por el camino, le deslumbró una luz cegadora, llena de esperanza. Le sorprendió sin embargo, toda la tristeza que le transmitió. Caminó durante años, y la luz no le abandonó. Compartió con ella sus penas, sus deseos y miedos, la amó sin quererlo. Un día la luz le preguntó hacia dónde se dirigía, le respondió que sólo caminaba hacia el fin. Ésta, a su vez, le respondió que el fin no llegaría, porque ella estaba allí, ella era su vida, su juventud, sus placeres, su existencia, su felicidad. Una tarde de mediados de mayo, vislumbró a lo lejos una silueta. Se acercó, no consiguió verle el rostro. La luz le dijo que aquí acababa su camino, pero no el de ella. El de ella empezaba, la luz se adentró dentro de la pequeña silueta y ella empezó su camino, junto a él.

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